4Patas

Escuchanos los lunes a las 18 hs.

Telecom

Con la tecnología de Blogger.

.

8 de agosto de 2016

Se acerca el día del niño, y el desafío es encontrar alternativas para la compra de juguetes acordes con nuestro pensamiento, realizadas en forma inteligente y sostenible.

Si esperamos una sociedad más justa y solidaria para nuestros hijos y nietos, miremos juguetes que transmitan esos valores; y digamos no, por ejemplo, a los juguetes bélicos y agresivos.
Todos los chicos tienen una carga de agresividad, pero la pueden eliminar corriendo, haciendo ejercicio; incluso, gritando. No necesitan un juguete para hacerlo.

Desde aquí, la apuesta es por:
  • un juguete simple, que fomente la imaginación (un oso, un auto, un set de cacerolas);
  • un juguete didáctico, sin volvernos fanáticos, ya que con este tipo de juegos el chico está aprendiendo, debe resolver situaciones, y por lo tanto no juega libremente; o
  • un libro, que sin dudas disparará la fantasía sin límite.

Los juguetes de construcción permiten crear maravillas desde pequeños. Pero son de plástico, material que hoy es muy discutido.
En ese sentido, en julio de 2015, Lego, uno de los íconos en estos juegos, anunció la inversión de US$ 1.000 millones en los próximos 15 años para reemplazar sus bloques de plástico por materiales amigables con el medioambiente, presentados en un packaging más sustentable.

Si se trata de materiales, optar por los naturales y biodegradables, que empiecen a transmitir
sensibilidad ecológica en los chicos. Y contarles desde la infancia cómo y dónde fueron hechos sus juguetes.
¿Qué materiales, entonces? Maderas provenientes de explotaciones forestales sustentables, pintadas con tinturas ecológicas (hechas con tintes vegetales). Papel y cartón, reciclados y blanqueados sin cloro. Tejidos. Telas.

Que los regalos lleguen envueltos con papel reciclado, y sean elegidos en negocios que defienden el comercio justo, con procesos de producción que respetan condiciones laborales dignas.

Recordar la necesidad de leer las etiquetas de los juegos y juguetes, que garantizan que no son peligrosos. La regulación argentina se basa en la reglamentación del Mercosur, que impone ensayos obligatorios de tipo mecánico, eléctrico y químico.

Existen dos certificaciones: Seguridad en juguetes (Res. 163/2005), donde se detalla la obligatoriedad de incorporar el sello de seguridad (S), con el destacado No apto para menores de 3 años, si contiene piezas pequeñas. Y la resolución Res. 2/2011, que obliga a aclarar si el objeto posee contenidos de ftalatos, material que da elasticidad a los plásticos pero es peligroso llevarlo a la boca.

Y no dejar de comprobar la calidad. Sobre todo en los peluches y muñecos. Que estén bien cosidos o pegados, para no correr el riesgo de que alguna parte pequeña se desprenda y termine en la boca de un chiquito.

Por último, las protagonistas de la generación que seguirá a los Millennials. Las pilas y baterías son un producto tóxico. Cierto. Pero evitarlas es negar la actualidad. Están en juegos y juguetes para todas las edades.

De acuerdo con Greenpeace, el 30% del contenido de una pila causa daños a la salud y el medioambiente. Por eso, es fundamental no tirarlas entre los deshechos diarios, ya que terminan contaminando los basurales y rellenos.
Por ahora, guárdelas en un jarro fuera del alcance de los chicos.
Pronto, muy pronto, aquí le contaremos dónde dejarlas para su tratamiento posterior, que, en la Argentina y el mundo, es responsabilidad del productor, extendida a las empresas importadoras.
La promesa queda hecha. Usted sabrá qué hacer antes de que desborde su frasco de pilas y baterías.


Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Pellentesque volutpat volutpat nibh nec posuere. Donec auctor arcut pretium consequat. Contact me 123@abc.com

0 comentarios:

Publicar un comentario